viernes, 13 de abril de 2007

Pienso - Parte 1

Voy caminando como diariamente lo hago, siempre pensativo. Me gusta mirar las vidrieras de los negocios; me detengo, observo y sigo caminando.

Pienso, pienso, en lo que me hace falta, en el libro que me agrada, en la música que me gustaría comprar, en la vida, en los cambios que la misma me hizo, en las cosas que me han pasado, en mi soledad y..., en ella, en esa hermosa mujer que, después de tantos años juntos, ya no se fija en mí y en lo que debo hacer para que nuevamente, vibre su corazón. Estoy solo.

Este hoy, con toda mi soledad, sin alegrías, con muchos pesares, es mi vida, es lo único que tengo. Pero, no puedo conformarme con eso.

Necesito que ella se fije en mí; lo necesito como el aire que respiro; sin ella es ir muriendo poco a poco. Tengo una sola vida y no puedo renacer; tengo que ser feliz. Yo me caigo cuando no soy amado, cuando nadie me necesita. Estoy vivo, pero...

Sé distinguir las cosas, tengo un fino olfato. Distingo el olor de las flores, de las cosas, el olor del mar que siempre tanto me atrajo, así como el del campo y..., el olor de su piel que conservo como un tesoro, cada vez que la beso en la mejilla.

Pero sé distinguir los colores gracias a ella. Me enseñó a descubrir el verde del azul, del rojo, del amarillo, el color del mar que ya no lo conocía a pesar de estar tanto tiempo en él, al igual que el verde y marrón del campo, que lo había olvidado después de haberlo visto tanto tiempo.

Ya no recordaba los colores, pues para mí todo era de color gris. Ahora amo los colores, la amo a ella, amo sus ojos. El color de sus ojos, es el que siempre me ayuda a descubrir la luz de las pequeñas cosas.

Amo su boca y quiero besarla; amo su piel y quiero besarla. Mi beso es una sed loca que no la sacia el beber; sólo lo haría su boca si tuviera la misma sed...

Sigo caminando, cruzo una plaza donde están cortando el césped; aspiro profundo y me lleno de ese aroma tan grato. Pero a pesar que todas las plazas son iguales, tengo la mía donde me siento siempre en el mismo banco, donde pienso, donde desarrollo o escribo mis notas, donde todo es más hermoso. El olor de sus flores, de su césped, de sus árboles..., sólo falta el olor de su piel. Y me siento en el mismo banco, porque sólo en él la percibo muy cerca de mí; no sé cual es el motivo..., sólo sé que la siento tan cerca, pero no la veo.

Por ello, sigo encerrado dentro de mi soledad; esas rejas que no se ven y no me dejan salir. La soledad es ese llanto que no cae por las mejillas, pero duele en el alma. Hay lágrimas de tristeza y de alegría, pero no de soledad.

Me falta la compañera de esperanzas y desesperanzas, de buenos y malos momentos, de alegrías y tristezas. Alguien a quien amar, abrazar, acariciar, besar, a quien extrañar, con quien reír, con quien llorar, por quien estar de otra forma..., ella unida a mi vida.

Sin ella nada me sobra, todo me falta. Estoy vivo en soledad. Sé que nunca seré feliz sino controlo mis sentimientos. Nunca seré feliz si soy víctima de mis emociones, esclavo de mis pasiones o prisionero de mis esperanzas.

Pero como la vida tiene sus vueltas algo me dice, muy internamente, que ella puede venir algún día hacia mí; por eso no pierdo la esperanza. Si fuera así, sería el hombre más feliz del mundo. Quizás, algún día, ella quiera que mis ojos vuelvan a ver los colores, para admirar nuevamente su belleza. Quizás, algún día, ella quiera que mi corazón, despierte para recibir su amor. Quizás, algún día, ella quiera tenderme su mano, dispuesta a compartir.

Si ello sucediera, le abriría las rojas puertas de mi herida, para que penetre en lo más profundo de mi ser; que perciba la luz de mi alma y la fuerza de mi corazón destruyendo al dolor.

Su amor me devolvería la dicha de contemplar, con amor, una flor, las estrellas, el sol, el mar, el campo, un ave..., la vida. Sin amor la vida no existe, pues para amar vivimos. Sólo quien ama vive. Entonces sabré que todo aquello que florezca en mí, llevará su marca para siempre.

Si así no sucediera, le diré adiós y sé, que con esa despedida, mi esperanza morirá dentro de mí causándome mucho dolor. Pero le diré adiós para toda la vida, aunque toda la vida seguiré pensando en ella.

Y entonces, volveré a la soledad; mis días entrarán en tinieblas, pero sé que en mis noches, podré soñar; no tendré palabras pero sí mi pensar; mis ojos volverán a ver todo de color gris; pero también sé que en mi interior, sin que me dé cuenta, habrá claridad; mi boca estará sellada, pero el deseo de besarla se encontrará latente; mi corazón estará frío, pero sé que seguirán mis latidos para amarla... Todo será así. Sé que será así.

Sigo caminando, pienso, pienso...; pienso que no tengo nada de ella para apretar contra mi pecho en mis momentos de angustia y, entonces, en voz baja la nombro; mi voz sale entrecortada por el llanto silencioso.

Pienso que a veces, es demasiado tarde para empezar de nuevo.

® 1998 Armando Maronese
M., 15 de septiembre de 1998

1 comentario:

ivon dijo...

me gusta mucho todo lo hay en este blog especialmente
(PIENSO)
me parecio maravilloso
todo lo que decis y lo que expresas con el corazon en la
mano
saludos Ivon