Cuando murmuras con nervioso acento,
tu cuerpo hermoso que a mi cuerpo toca,
y recojo en los besos de tu boca
las abrasadas ondas de tu aliento.
.
Cuando más que ceñir, romper intenso
una frase de amor que amor provoca,
y a mí te estrechas delirante y loca,
todo mi ser estremecido siento.
.
Ni gloria, ni poder, ni oro, ni fama,
quiero entonces, mujer. Tu eres mi vida,
ésta y la otra si hay otra; y sólo ansío
gozar tu cuerpo, que a gozar me llama,
¡ver tu carne a mi carne confundida
y oír tu beso respondiendo al mío!...
.
Miguel de Unamuno (1864-1936)
viernes, 6 de abril de 2007
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