El ayer ya pasó, el mañana puede ser una esperanza o una incógnita; el hoy es lo importante y valedero. Que cada momento que vivimos hoy con o pensando en la persona que amamos, sea lo más importante que sintamos y lo más preciado. Debemos hacer de esos momentos algo mágico e insuperable con la entrega total de nuestro ser, en el amor y en lo físico (todo es mental). Si obramos así, nos dejará ver esa luz que nos alumbre el mañana.
Cada minuto del hoy es irrepetible y por eso lo debemos superar momento a momento. Debemos hacer de nuestros momentos, eternos y que perduren en nuestros recuerdos. Los minutos pasan y se nos escurren de nuestras manos como el agua de nuestros dedos.
Debemos hacer que el amor y la pasión, crezcan minuto a minuto, sin egoísmos ni intereses ocultos. Por eso debemos dar a la persona amada, lo mejor de nuestra alma y de nuestro corazón. Lo más noble, puro y sincero.
No nos aferremos a cosas banales; vayamos a lo mágico y valedero. Cimentemos y construyamos, aunque más no sea de a poco, lo que sentimos. La vida es hermosa y nos ofrece todo, está en nosotros elegir, pero lo importante es no herir, no engañar.
Cada minuto del hoy es irrepetible y por eso lo debemos superar momento a momento. Debemos hacer de nuestros momentos, eternos y que perduren en nuestros recuerdos. Los minutos pasan y se nos escurren de nuestras manos como el agua de nuestros dedos.
Debemos hacer que el amor y la pasión, crezcan minuto a minuto, sin egoísmos ni intereses ocultos. Por eso debemos dar a la persona amada, lo mejor de nuestra alma y de nuestro corazón. Lo más noble, puro y sincero.
No nos aferremos a cosas banales; vayamos a lo mágico y valedero. Cimentemos y construyamos, aunque más no sea de a poco, lo que sentimos. La vida es hermosa y nos ofrece todo, está en nosotros elegir, pero lo importante es no herir, no engañar.
He vivido mucho y he desperdiciado cosas hermosas, y eso me ha hecho comprender a esta altura de mi vida, que tengo tan solo una y sé que esa vida se compone de momentos y estos de pequeñas cosas, y esta vida no es nada más ni nada menos que un reloj de arena que no se puede dar vuelta para recomenzar.
Cuando malgastamos uno de esos momentos, destruimos a otro. No sabemos si mañana estaremos vivos. Por eso, si malgastamos el que la vida nos otorga hoy, ahora, en este momento, destruimos la última página de nuestras vidas. Por lo tanto debemos aprovechar cada minuto al máximo, tratar con mucho amor cada uno de ellos porque sabemos que no retornarán jamás ya que –quizás-, mañana no estemos para poder decir: te amo.
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Armando Maronese
D., 23 de noviembre de 2008
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