martes, 20 de octubre de 2009

Esa mujer...


¿Podré subir
donde mi mente llega?
Me gusta la luna solitaria,
también la azulada tierra.
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En algún lugar lejano,
rocoso y de nombre olvidado,
vive una mujer
que convive con mis recuerdos.
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¿Podré llegar
donde no alcanzan mis manos?
Si está tan lejos y tan difuso,
será para no alcanzarlo.
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En la luna sonriente,
en la cara olvidada,
en la sombría soledad,
vive una mujer, sola y enamorada.
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¿Podré luchar
por lo que no consiguen mis armas?
Aunque aquí se está muy bien,
ella está sola y la amo.
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En la luna taciturna,
miembro de otrora tripulación,
vive una mujer
que no cree en mi amor.
.
¿Podré olvidar
lo que quiere mi corazón?
Mi corazón no es malo
¿Me tiene que esperar algo mejor?
.
Esa mujer enamorada
de un hombre con corazón.
¿Cómo haría ella
para olvidarlo sin más?
.....
Porque yo esté sola
no quiero comprensión.
Yo le quiero mucho, pero...
¿Él me quiere? A lo mejor…
.....
Perdona, mujer, mi tonta.
Yo soy el narrador.
Él te ama, y nunca
te dirá que no.
.
Entonces ¿Qué es lo que
debo hacer? ¿Lo mejor te dices?
Lo mejor es el olvido.
Inténtalo y no sentirás amor.
.
Es tan fácil para una mujer
llegar a olvidar,
y no sentir amor,
ni pensar en él.
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Pero si es eso lo que sientes,
eso y algo de rencor,
por haber abierto una vez el corazón,
si no puedo olvidarte ¿Qué haré yo?
.
Solo la luna, las estrellas
y el enamorado narrador,
fueron partícipes de
la entrega de tu amor.
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Adiós luna,
adiós narrador.
Adiós mujer soñada.
Tonta. Adiós.
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© 2003, Armando Maronese
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10 de octubre de 2003

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